miércoles, 17 de agosto de 2011

El ombligo: cicatriz, realidad y ficción


Del griego ónfalos y del latín umbilicus, el ombligo es la cicatriz que queda después de haberse cortado el cordón umbilical al niño recién nacido. A veces, es asiento de una hernia umbilical, que es un defecto congénito y que las madres atribuyen a que el cordón fue mal cortado. En esta cicatriz también puede aparecer un granuloma, que es un tejido cicatricial rojizo que se cura con sustancias cauterizantes y que tampoco guarda relación con el corte que se haya realizado. Si en el posparto el ombligo no se higieniza adecuadamente, puede infectarse y a través del mismo producirse una enfermedad muy severa en el niño conocida como septicemia.

Esta cicatriz, ha sido motivo de controversias en el sentido de saber si es racional representar a Adán y a Eva con ombligo, ya que según Las Escrituras, esta pareja no nació de un parto, sino por creación divina.  Actualmente, la mayoría de las jóvenes usan ropa que dejan ver el ombligo. Sin embargo, la exposición de esa parte del cuerpo de la mujer ha sido un tabú en muchas sociedades, ya que se ha considerado un estímulo visual erótico.  Hoy, al ombligo se le ha dado una connotación estética, decorándolo con prendas (piercing), y ha servido como excusa hasta para escribir obras como "El ombligo del mundo" de Ramón Pérez de Ayala o "Todos los ombligos son redondos" de Álvaro de Laiglesia.

Lejos de ser solo una cicatriz, el ombligo es el fetiche erótico por excelencia, el rey Salomón lo definió así: "Tu ombligo es un ánfora redonda donde no falta el vino". En la Grecia antigua Ónfale u Onfalia era la diosa del ombligo y para ellos, éste debía estar en el centro del cuerpo, entre el pecho y los genitales y era considerado el centro de la vida, de la existencia, del universo, dándole un gran significado y valor.
En 1543 Martín Lutero lo condenó al encierro y la oscuridad, y en 1922 en Hollywood se promulgó el “ código del pudor “ que prohibía a las actrices enseñar su ombligo ante las cámaras , porque era algo diabólico.

Afortunadamente ese tipo de censura quedó atrás y admirar un ombligo ya no es pecado. Muchas jóvenes japonesas en la actualidad se practican la cirugía llamada “Hesodashi “que cambia su ombligo redondo por otro rasgado para que parezca como el de Madonna. Y los cirujanos generales, tienen como referencia anatómica al ombligo cuando realizan la cirugía laparoscópica minimamente invasiva. Entonces, tenemos que admitir, que esa cicatriz, ese pequeño punto en la anatomía femenina, tiene su historia, cargada de una ficción que a través del tiempo ha alimentado el erotismo y fantasía de que es capaz el hombre.

Dr. Marcos Díaz Guillén
Pediatra-Neonatólogo
Santo Domingo, República Dominicana



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