miércoles, 19 de febrero de 2014

Fertilidad y Quimioterapia

Doctor, tengo 30 años de edad, casada, estoy recibiendo quimioterapia por cáncer de seno, deseo procrear después del tratamiento. ¿Cómo me puede afectar el embarazo, es peligroso para mí?

Como no soy especialista en esa área. Mi consejo sería, que hable con su ginecólogo y su oncólogo y siga sus recomendaciones.

Pero sí sabemos, que hay tipos de cáncer de seno que son muy sensibles a los estrógenos, hormona que se produce en mayor cantidad durante el embarazo, existiendo la preocupación de que los niveles altos de esta hormona, aumenten la posibilidad de que el cáncer regrese. También sabemos, que hay suficiente evidencia médica en el sentido de que el embarazo no aumenta el riesgo  de que el cáncer de seno reaparezca después de haber sido tratado correctamente.  Aún así, muchos médicos prefieren esperar entre 2 y 5 años después de terminado el tratamiento de quimioterapia para quedar embarazada, porque es éste el tiempo en el que se presentan más frecuentemente las recaídas. Aunque realmente, no se tiene claro cuál es el tiempo ideal de espera.

No existe evidencia de que haber padecido cáncer de seno  y haber recibido quimioterapia, tenga algún efecto sobre el bebé. Tampoco hay evidencia demostrable sobre el aumento en la tasa de defectos congénitos, ni problemas de salud a largo plazo en los niños nacidos en estas circunstancias.

Por otra parte, se sabe, que la quimioterapia puede dañar los ovarios y esto traducirse en infertilidad. Pudiendo quedar disminuida la probabilidad de quedar embarazada después del tratamiento.

La edad es importante: las mujeres de 30 años o menos que han recibido quimioterapia tienen más probabilidades de quedar embarazadas que las de mayor edad. Si se es joven, los ovarios van a producir una mayor cantidad de óvulos fértiles después de la quimioterapia en comparación con una mujer mayor. Si la mujer tiene 40 años o más, es muy probable que quede menopáusica después del tratamiento. También es cierto, que la menopausia pos quimioterapia puede ser temporal, es decir, los periodos menstruales pueden detenerse y volver a aparecer una vez terminado el tratamiento. Pueden pasar unos meses y a veces hasta un año para que la menstruación se restablezca.

Como la quimioterapia puede causar defectos de nacimiento, la mujer joven en quimioterapia  que tiene una vida sexual activa, debe usar un método anticonceptivo que no sea la píldora, para no correr el riesgo de quedar embarazada en medio del tratamiento.

“Todas las mujeres diagnosticadas con cáncer del seno en edad reproductiva deberían asesorarse
respecto a su fertilidad. Porque la quimioterapia, afecta su fertilidad independientemente de su
edad”(Kutluk Oktay, professor de gineco-obstetricia y medicina reproductiva, New York Medical College)
Dr. Marcos Díaz Guillén




Estreptococo y Embarazo

El estreptococo agalactiae conocido como Estreptococo del  Grupo B (EGB), es una bacteria que se encuentra habitualmente en el intestino delgado del ser humano, no va más allá, porque es destruido por la bilis. En algunos casos no sucede así, y la bacteria sigue su camino hacia el intestino grueso y el recto. Por la cercanía del recto con la vagina en la mujer, el estreptococo puede pasar facilmente a los genitales femeninos y a sus vías urinarias.  Y, si la mujer está embarazada, esto puede ser muy grave por el riesgo de contaminar al feto en su paso por el canal del parto, y la posibilidad de producir en él una infección neonatal severa.

En muchos países, se han elaborado protocolos para ser aplicados en la mujer embaraza, con el objetivo de minimizar en el niño la aparición de esas infecciones.  En España a requerimiento de la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia, es obligatorio a toda mujer embarazada, tomarle muestra de su secreción vaginal entre las 35 y 37 semanas de gestación, algunos obstetras también la toman del recto para más seguridad. Si dicha muestra es negativa, no se toma ninguna medida. Pero si la muestra sale positiva para el EGB, a esa mujer, desde que inicia su labor de parto se le administra penicilina intravenosa cada 4 o 6 horas, hasta que se produzca el nacimiento del bebé.

Un protocolo similar, es recomendado en los EE.UU. por los Centros de Control de Enfermedades (CDC).  Los expertos de estos Centros además aseguran, que la sola presencia del EGB en la orina de la mujer embarazada, independientemente de su concentración, es un indicador de una gran colonización genital. En otras palabras, si el EGB aparece en las vías urinarias de la mujer embarazada, eso quiere decir, que dicha bacteria está presente en mayor concentración en sus genitales.

El EGB se encuentra comúnmente en el adulto y en los niños mayores y por lo general no produce  enfermedad importante. No así en el recién nacido, en el que puede producir una infección en su sangre conocida como septicemia, neumonía, meningitis etc., con todas sus secuelas neurológicas y psicomotoras, y los gastos que esto supone para la familia o para el Estado, ya que estos niños, suelen pasar mucho tiempo en la unidad neonatal de cuidados intensivos.

En resumen, podemos decir, que el obstetra en el hospital público o privado, deberá hacer cultivos vaginal y/o rectal a la mujer embarazada entre las 35 y 37 semanas de gestación. Si crece el EGB o estreptococo agalactiae, al momento de esa mujer dar a luz, el médico tiene la obligación de poner el antibiótico  todo el tiempo que dure la labor hasta el final del parto. Así, estará evitando a la familia y al Estado muchos gastos. Y, lo más importante, el nacimiento de un niño gravemente enfermo y todas sus consecuencias.
Dr. Marcos Díaz Guillén
pediatra-neonatólogo
Santo Domingo
República Dominicana





jueves, 6 de febrero de 2014

El Libro Rojo

El Libro Rojo de la Academia Americana de Pediatría (AAP), se publica cada tres años. Es la recopilación de los trabajos de investigación de los expertos en los EE.UU., con el objetivo de mantener al día a sus pediatras, lo que ha repercutido enormemente en el bienestar de sus niños.

La primera edición del Libro Rojo se publicó en el año 1938. Desde entonces, ha habido muchos avances en el campo de las enfermedades infecciosas y la salud pública, que se ha traducido en una disminución en la morbilidad y mortalidad de los niños y adolescentes. D e las 18 enfermedades descritas en la primera edición, 13 en la actualidad, son enfermedades prevenibles con vacunas. Mientras esa primera edición se trató de un documento de 8 páginas, la última del año 2012 consta de 1058 páginas en cinco idiomas, en la que se describen 160 nuevos organismos y enfermedades.

La AAP se fundó en el año 1930 en la biblioteca del Harber Hospital en Detroit. Se formaron distintos comités para el estudio y recomendaciones en el cuidado de la salud y prevención de las enfermedades en el niño. Se formó un comité para la prevención de las enfermedades transmisibles, guías para el ejercicio de la pediatría, y posteriormente, el comité de vacunas o inmunizaciones. Para los años 1938-1947 todo ello había producido una gran demanda de la información científica de parte de los médicos, estudiantes de medicina y enfermeras, y obligó a que se iniciara una impresión anual con una carpeta roja, surgiendo así, lo que hoy conocemos como “el Libro Rojo de la AAP”. Una fuente de investigación e información pediátricas, entre las primeras del mundo.

La Sociedad Dominicana de Pediatría (SDP),  la más antigua y prestigiosa sociedad médica especializada de la República Dominicana, mantiene actualizados a sus asociados con jornadas y congresos pediátricos, desayunos panel, video conferencias y cursos permanentes a sus miembros en todo el territorio nacional. Esta prestigiosa asociación especializada, se fundó el 20 de julio de 1947, luego de haber llegado al país desde los EE.UU. quien fuera su primer presidente, el doctor Alberto Peguero.  Ya antes, el Dr. Peguero escribiría a sus amigos en el país algo así como: “Me llama la atención la manera en que se relacionan los pediatras en los EE.UU., se respetan y se quieren, se reúnen y comparten sus experiencias y conocimientos, son como una familia”. Y, no hay dudas, que fue esa misma mística la que le imprimió a la nueva Sociedad, la que aún persiste 66 años después.

Ojalá, la SDP pudiera encontrar la manera de que cada pediatra del país pueda adquirir cada tres años la edición en español del Libro Rojo de la AAP a un precio asequible. Porque no hay dudas que con la avidez de información que existe entre sus asociados, y su gran vocación de servicio, el más beneficiado lo será, el niño dominicano.
Dr. Marcos Díaz Guillén
pediatra-neonatólogo
Santo Domingo,
República Dominicana